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Causas de la Piel Rosácea y su Tratamiento

La rosácea es una enfermedad inflamatoria de la piel, de carácter crónico y recurrente, es decir, con periodos de mejoría que alternan con otros de empeoramiento. Aunque sus manifestaciones pueden ser muy aparatosas, estamos ante una enfermedad benigna, pero debido a su repercusión estética y a las molestias asociadas puede causar gran malestar emocional e impactar en la calidad de vida del paciente.


La rosácea es una afección común de la piel que causa enrojecimiento y vasos sanguíneos visibles en la cara. También puede producir pequeñas protuberancias rojas llenas de pus. Estos signos y síntomas pueden aparecer durante semanas o meses y luego desaparecer por un tiempo. La rosácea puede confundirse con el acné, otros problemas de la piel o la rubicundez natural.


La rosácea puede afectar a cualquier persona. Pero es más común en mujeres de mediana edad que tienen la piel clara. No existe cura para la rosácea, pero el tratamiento puede controlar y reducir los signos y síntomas.


Síntomas de la rosácea


Los signos y síntomas de la rosácea incluyen lo siguiente:


- Enrojecimiento facial. La rosácea generalmente causa un enrojecimiento persistente en la parte central de la cara. Los pequeños vasos sanguíneos de la nariz y las mejillas a menudo se hinchan y se hacen visibles.


- Nariz agrandada. Con el tiempo, la rosácea puede engrosar la piel de la nariz, y hacer que esta parezca bulbosa (rinofima). Esto sucede con mayor frecuencia en hombres que en mujeres.


- Protuberancias rojas e hinchadas. Muchas personas con rosácea también desarrollan granos en la cara que se parecen al acné. Estas protuberancias a veces contienen pus. La piel puede sentirse caliente y sensible.


- Problemas oculares. Muchas personas con rosácea también tienen ojos secos, irritados e hinchados y párpados rojos e hinchados. Esto se conoce como rosácea ocular. En algunas personas, los síntomas oculares preceden a los síntomas cutáneos.


Tipos de rosácea


- Rosácea papulopustular:

Este tipo de rosácea aparece en la zona central de la cara (nariz y mejillas), pero de manera atenuada, junto con pequeños granos que se asemejan a los de acné, pero no lo son. Estos últimos salen en los cachetes en forma de brote, o sea, varios a la vez. En la piel se siente una sensación de ardor que llega a ser molesto, pero no insoportable.

Entre los brotes, la piel tiene un aspecto graso, se pueden ver telangiectasias (arañas vasculares) en su superficie y también algunas pápulas, como granitos no inflamados y sin pus. No es frecuente la presencia de comedones (puntos negros), al contrario que en el acné.


- Rosácea eritematosa-telangiectasia:

Aparece como enrojecimiento del centro de la cara, nariz y mejillas, que puede aparecer de manera brusca. La piel suele estar muy inflamada y especialmente sensible al tacto, de hecho puede doler y es frecuente que la persona que lo sufra sienta una sensación de ardor de la zona. En los brotes, y entre ellos, se pueden ver pequeños vasos sanguíneos dilatados en forma de arañas vasculares o telangiectasias. Cuando la piel está estable entre brote y brote presenta sequedad y persiste el enrojecimiento.


- Rosácea Ocular:

Es común en la Rosácea la afectación de los ojos, uno de cada cinco casos puede presentarlo, en especial en pacientes jóvenes. Se caracteriza porque los bordes de los párpados se ven afectados con telangiectasias (arañas vasculares), causando que los ojos se irriten.

Las personas suelen quejarse de tener sensación de arena en el ojo y se lo frotan constantemente. No soportan la luz intensa y pueden tener visión borrosa. Los pacientes con signos o síntomas de rosácea ocular deben ser evaluados por un oftalmólogo.


- Rosácea fimatosa:

El ‘fima’ hace referencia al engrosamiento de la piel por degeneración de la dermis y epidermis al soportar una inflamación persistente en el tiempo. Sucede en personas que sufren alguno de los tipos de rosácea que hemos descrito previamente, y casi todos los casos se dan en varones. La piel tiene un aspecto tosco, se aprecian los poros muy dilatados, se pueden ver arañas vasculares rotas y suele tener un brillo superficial graso. Al tacto, la piel está rugosa y se palpan bultos internos, por la fibrosis irregular. La región donde aparece con más frecuencia es en la nariz, en ese caso se denominaría rinofima, pero también puede presentarse en las orejas (otofima), frente (metofima), barbilla (gnatofima) o párpados (blefarofima).


Causas de la piel rosácea


- Herencia familiar: que los antecedentes familiares aumenten las probabilidades de sufrir rosácea hace sospechar que la enfermedad debe tener una base genética aún no descubierta.


- Aumento del flujo sanguíneo: los vasos sanguíneos de nuestro cuerpo regulan la cantidad de sangre que pasa a la piel dilatándose o contrayéndose. En el caso de la rosácea la vasodilatación vascular se descontrola, por eso se desencadena en ambientes calurosos, tras realizar ejercicio físico, al beber alcohol y al comer comidas picantes o calientes.


- Infección cutánea: la rosácea se ha relacionado con el Demódex folliculorum, un ácaro que coloniza la piel de la cara habitualmente, pero que en las personas con la enfermedad aparece en mayor número. También se ha relacionado con algunas bacterias como el Helicobacter pylori, aunque su papel no es tan claro como en el caso del ácaro.


- Alteración del sistema inmunológico: las defensas celulares de nuestro cuerpo están exaltadas en los pacientes que sufren rosácea, de manera que la inflamación cutánea de la cara persiste en el tiempo y es más intensa de lo habitual.


- Exposición a la luz del sol: la radiación ultravioleta desencadena brotes de rosácea y la empeora hasta en el 30% de los casos. El mecanismo por el que esto sucede es desconocido.


Tratamientos para la rosácea


Hay que tener claro que la rosácea se trata de una enfermedad crónica y que hoy en día no hay un tratamiento curativo definitivo, pero se pueden mejorar las lesiones y mantener la enfermedad bien controlada. El tratamiento se basa en una serie de medidas generales junto a un tratamiento específico.

Entre las medidas generales se incluyen:


- Evitar los factores agravantes/desencadenantes identificados por el paciente.

- Protección solar alta (evitando los protectores que tengan base alcohólica pues son irritantes.

- Evitar productos irritantes (jabones, cosméticos) e hidratar a diario la piel con emolientes.

- Abandonar el tabaco y el alcohol.


La indicación de tratamiento médico (tópico u oral) vendrá determinado por el tipo de rosácea, sobre todo, si es o no inflamatoria.


- Tratamiento tópico (cremas): indicado en cuperosis y lesiones menos inflamatorias en general. Los principales tratamientos tópicos son el metronidazol en crema o gel, la ivermectina en crema, o la brimonidina en crema.

- Tratamiento oral: indicado en la rosácea inflamatoria (cuando hay pápulas, pústulas o nódulos). Se utilizan fundamentalmente antibióticos orales como metronidazol o tetraciclinas (minociclina, doxiciclina).

- Láser: puede emplearse para eliminar el enrojecimiento y las dilataciones capilares (telangiectasias).


Factores de riesgo


Cualquier persona puede desarrollar rosácea. Pero es más probable que la tengas si:


- Eres mujer

- Tienes la piel clara, particularmente si ha sido dañada por el sol

- Tienes más de 30 años

- Fumas

- Tienes antecedentes familiares de rosácea





Referencias Bubliográficas

 
 
 

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